
Y es que no todo quedó en Haití, también surgió una amenaza que arrasó con Chile.
Se escuchan disparos, atracos, asaltos a establecimientos, pero ni rastro de ayudas. La gente necesita, SOBREvivir, antes que vivir, y aún así, ¿se les priva?
¿Acaso vivimos en un mundo en el que nos da miedo ayudar? ¿o simplemente quedarse quieto observando es la vía más cómoda?
Cuantos son los hogares debastados, las famílias fracturadas, las ilusiones perdidas. Cuantas son las esperanzas mantenidas que aquellos que creen en un qué, en un algo; Muchos son los recuerdos borrados por la furía y la impotencia; y otros tantos, los niños que perdieron la oportunidad de ser eso, niños.
Cuantos son los hogares debastados, las famílias fracturadas, las ilusiones perdidas. Cuantas son las esperanzas mantenidas que aquellos que creen en un qué, en un algo; Muchos son los recuerdos borrados por la furía y la impotencia; y otros tantos, los niños que perdieron la oportunidad de ser eso, niños.
En manos de muchos está el ayudarlos, sin embargo, mantienen la visión fija ante sus riquezas, su calidad de vida... Hasta el día, que les toque a ellos...
Míseria de la vida, quizá.
Y es que venían advirtiendolo que, algún día, acabaría estallando...
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