Hace 19 años algo cambió en aquellos que me rodean, aquellos que siguen a mi lado y aquellos que me dejaron.
Nací el mismo día que uno de los escritores más famosos de la historia, J.R.R. Tolkien; quien me llevó noventa y nueve años de ventaja antes de fallecer.
Nací en el año en el que que se generó la primera cadena humana contra el terrorismo, se estrenaron dos grandes films (Eduardo Manos Tijeras y el silencio de los corderos), nació Mecano y un año antes de la muerte de Freddy Mercury, cantante de rock británico líder del grupo Queen.
Nací en el año en el que apareció la world wide web, la primera telaraña que conseguiría unir a personas de todos los lugares y rincones del mundo. Un gran año...
Mi horoscopo dice que soy uno de los signos más estables y tranquilos cuando en realidad soy puro nervio interno.
Me encanta la música. A veces sueño con ponerle banda sonora a mi vida.
Exijo mucho de los que me rodean, pero también a mí misma. No doy para recibir, pero me gusta recoger algo de los demás.
A veces pierdo el control de mis emociones y no sé qué camino escoger. Suelo ser reservada con aquellos a quienes no conozco; en especial con los del sexo opuesto.
La mayoría de las veces, cruzo la calle sin mirar.
Tengo pocos buenos amigos hacia los que siento una lealtad absoluta.
Fantaseo. De pequeña siempre quise tener un hermano. En mis dibujos, siempre aparecía él y en mis cuadernos de lengua, flores que decoraban los márgenes y se hacían con toda la página como si enredaderas se tratáse.
Soy soñadora pero mantengo mis pies en la tierra.
Soy observadora y me encanta analizar la conducta de quienes me rodean. Cada día aprendo algo nuevo; lo acojo y lo hago mío.
Tengo mal despertar y quizá, en ocasiones, tenga un carácter fuerte, pero a la hora de la verdad, no soy nadie.
Creo en mi propia religión, la que me dicta que viva mi día a día, que no me arrepienta de qué hay detrás de donde estoy sino en lo que tengo en frente. Aquella que me dice que deje cabida a quienes lo merecen, a quienes quieren formar parte de mí. La que me incita a ser fuerte y luchar ante la adversidad abriendo las puertas de lo que está por llegar. Que no me detenga bajo ninguna circumstancia. La que me enseñó a cavar cuando me encontraba los huecos más hondos hasta hallar la luz.
Sólo que en momentos de debilidad, no soy fiel a ella.
Y,¿Sabéis qué? todavía... no me conozco.