Miradas que enamoran, sentimientos que generan confusión, enormes detalles insignificantes, nervios, miedo - las grandes proezas de nuestro día a día -,el reflejo al otro lado del espejo de alguien que desconocemos; un día, éste se rompe y en ese preciso momento, volvemos al principo, a ser nosotros mismos. Sin tapujos, sin mentiras, sin la necesidad de gustar. Sin tener que aparentar algo que no somos porque nos damos cuenta de lo únicos que somos, de lo peculiarmente imperfectos que somos y como nos gusta ser así.
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