La vida es impredecible. Si algo me enseñaron, es que ésta es tan traicionera que puede dartelo todo o arrebatártelo sin previo aviso.
Nos obligamos a acudir a la hora, somos esclavos del tiempo; de las normas; de las obligaciones del día a día; somos el eslabón perdido.
Nos pasamos media vida buscando una media naranja, cuando tenemos el naranjo plantado en el jardín de casa.
Mermamos importancia a las cosas que realmente son relevantes y se la damos a las superfluas. Muchos cometemos el delito de trabajar para sobrevivir y vivir para trabajar.
Cambiemos el chip. Sólo está en las manos de cada uno. Una vida, una única historia.
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