
He sentido rechazo por algo que no he escogido, me han engañado con algo que, fielmente y durante meses, he estado creyendo; pero, debo admitirmo... mi mayor dolor ha sido ver como la llamada de una amistad se apagaba.
Los problemas ajenos fueron armaduras que hicieron de mí un ser mucho más pesado y robusto.
Acabé olvidando quién fui, quién era y, como no, quién podría llegar a ser. Mas solo era capaz de ver lo que algunos habían hecho de mí.
Pero hoy, propino duros golpes a las falsas etiquetas, a detalles sin corazón, a los cajones que guardan guiones de un pasado, el mío. Hoy decido ganarle la partida a lo que llamamos vida, ese transcurso pasajero y consecuente de acciones; pero sobre todo, despido a mis pesares, a mi negro, a mi pozo. Porque.. Sabéis? a nadie le gusta sentirse rechazado, tampoco sufrir un engaño o el desplome de una relación. A nadie.
1 comentario:
Es cierto que a nadie le gusta sentirse engañado, pero a veces es la única manera de que nos demos cuenta de que lo que estamos viviendo es una ilusión, una realidad que, por muy dura que sea, aceptamos creyendo que es lo mejor para nosotros, que no podemos conseguir algo mejor.
A veces los que nos engañamos somos nosotros mismos.
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